“No nos podemos contentar con dar de beber a quienes ya tienen sed. También
hay que dar sed a quienes no quieren beber”.
Así reivindica este pedagogo francés el derecho de todos los niños a aprender y
la responsabilidad de los educadores de garantizarlo. No basta con
enseñar. No basta con dar respuestas. Hay que provocar en los alumnos el deseo de aprender y
de formularse preguntas. Y hacerlo codo con codo, acompañándolos a lo largo de toda la escolaridad y ayudándolos a
encontrar tiempos de reflexión y concentración en una época en la que están “sobre
informados” y “sobreexcitados”.
¿Cuál es el principal problema de la educación hoy?
Diría que los países occidentales, al democratizar el acceso a la escuela,
no han sabido simultáneamente democratizar el éxito escolar. Simplemente han
abierto las puertas, pero, una vez que los niños que estaban excluidos de la
escuela han entrado en ella, no se ha comprendido que quizás hacía falta
modificarla para darles los medios para prosperar. Esto ha desembocado en una
paradoja: aquellos que tradicionalmente eran víctimas de la exclusión escolar
se han vuelto culpables de su propio fracaso. Y esto ha engendrado en los niños y sus familias una forma de rencor social mezclada con el sentimiento
de haberse equivocado, porque se les ha dicho “venid”, “entrad”, pero no se ha
procurado que en el interior encuentren su sitio y prosperen.
¿Qué hay que hacer?
Pienso que hace falta interrogarse sobre la obsolescencia del modelo
tradicional que constituye la clase, es decir,
un grupo de unas 30 personas que hacen la misma cosa al mismo tiempo y dentro
del cual hay extremadamente poco trabajo de acompañamiento individual.
La clase fue perfectamente adaptada al sistemaescolar a finales del siglo XIX. Hoy, la clase se ha convertido en un freno
a la evolución del sistema escolar; por una
parte, porque hay actividades que deben hacerse con grupos más numerosos y, por
otra parte, y sobre todo, porque lo que necesitan los alumnos con
grandes dificultades es el apoyo individual, tiempos de acompañamiento
personal, tiempos que permiten a los enseñantes detectar y remediar esas
dificultades. Este acompañamiento personal de los alumnos es algo absolutamente fundamental
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